Nosotros, en cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza.
En cambio, a nosotros, el Espíritu nos da la seguridad de que Dios nos acepta porque confiamos en Cristo.
Pues a nosotros nos mueve el Espíritu a aguardar por la fe los bienes esperados por la justicia.
Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;
Mas nosotros por el Espíritu aguardamos la esperanza de la justicia por fe.