Así también Cristo no se glorificó a sí mismo para ser hecho sumo sacerdote, sino que le glorificó el que le dijo: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy.
Tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino que Dios le dijo: 'Tú eres mi hijo; hoy mismo te he engendrado.'*
Cristo no llegó a ser Jefe de Sacerdotes porque así lo quiso, sino que Dios lo eligió y le dio ese honor. Fue Dios quien le dijo: «Tú eres mi Hijo; desde hoy soy tu padre.»
De igual modo, tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdocio, sino que la tuvo de quien le dijo: = Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy. =
Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy.
Así también Cristo no se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy;