Es Dios quien lo instruye y le enseña cómo hacerlo.
Porque el eneldo no se trilla ni se pasa sobre el comino la rueda de una carreta; el eneldo se sacude con un palo, y el comino, con una vara. El trigo no se trilla sin parar; más bien, se le pasa una carreta y el grano se separa, pero sin molerlo. »Todo esto se aprende de Dios.
Quien le enseña esta usanza, quien le instruye es su Dios.
Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto;
Porque su Dios le instruye, y le enseña a juicio.