El rey mandó llamar a los magos, a los encantadores, a los hechiceros y a los caldeos para que le declarasen sus sueños. Vinieron y se presentaron delante del rey.
Mandó entonces que se reunieran los magos, hechiceros, adivinos y astrólogos[1] de su reino, para que le dijeran lo que había soñado. Una vez reunidos, y ya en presencia del rey,
El rey mandó llamar a los magos y adivinos, encantadores y caldeos para que manifestaran al rey sus sueños. Vinieron ellos y se presentaron al rey.
Hizo llamar el rey a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey.
Y el rey mandó llamar a magos, astrólogos, y encantadores, y caldeos, para que declarasen al rey sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey.